EL TAO y LAS ARTES MARCIALES, 1era Parte.


 "LA RECUPERACION DEL CENTRO"

“El recogimiento interior es la senda que conduce a la Inmortalidad,
el atolondramiento es la senda que conduce a la Muerte.
Los que son recogidos no perecen,
los atolondrados ya están muertos.”

Así comienza el capítulo II del Dhammapada o Sendero de la Virtud, importante texto del canón budista, de carácter muy  práctico, generalmente atribuido al mismo Buda.
El Camino del Tao es un viaje que debemos realizar desde la periferia hacia nuestro centro, desde el falso ego hacia nuestro verdadero ser, es decir desde la construcción que hemos hecho en base a las experiencias vividas, los condicionamientos culturales que han dejado su impronta y nuestra propia capacidad para comprender al estado del ser que surja cuando todo eso se detiene.
En medio de la vorágine de lo cotidiano, con todos sus reclamos, en medio del frenesí de nuestra sociedad y de los infinitos estímulos a los que estamos expuestos, es realmente una bendición contar con el legado de las Artes Marciales para poder poner orden o al menos manejarnos con una cierta estrategia, en medio de la agitación del mundo que nos rodea.
Desde esta perspectiva debemos considerar el tremendo valor de la técnica a la cual nos abocamos, por medio de la cual vamos a ir desarrollando de forma indirecta algunas cualidades intrínsecas al Camino del Guerrero (de las que ya hemos hablado en el artículo anterior) que nos van a dar la posibilidad de gestionar de forma más adecuada las respuestas a nivel físico, mental y emocional, ante todo este mar de impresiones en el que generalmente se navega penosamente.
Así vamos desarrollando progresivamente la idea de la disciplina, abarcando ésta niveles cada vez más sutiles de nuestra vida.
En principio, adiestramos nuestro cuerpo, conscientes de que su estado repercute en nuestras emociones, y en el esfuerzo por mejorar la técnica, vamos modificando patrones en la forma de sentir su influencia, lo cual nos irá templando al punto de no identificarnos tan profundamente con sus reclamos, lo cual se revela cada vez más como una experiencia liberadora.
Considero a la meditación como un complemento indispensable ya sea en estilos internos o externos de Artes Marciales para que este tipo de experiencias se vuelvan más presentes.
Es bien sabido como cambia en un principiante incluso el umbral del dolor, a partir de un cierto desapego al mismo que surge con el tiempo.
Tener en cuenta que estos principios puedan adquirir formas muy variadas, por ejemplo incluso en la práctica de la meditación Chan (Zen), vemos este hecho, cuando se está mínimamente preparado para ello, uno puede participar en los “seshines” (Retiros estacionales) en los cuales se realizan 8 horas diarias de meditación silenciosa y entonces ocurre que aunque uno este acostumbrado a la práctica diaria, al segundo o tercer día de intensivo (sobre todo si se practica con las piernas cruzadas no en la postura de seiza) comenzará naturalmente a sentir mucho dolor en las piernas, entonces cuando suene el sino (cuenco de meditación) comenzará una gran batalla, siempre y cuando uno siga firmemente la premisa de “no moverse” y la mente se dispara con todo tipo de argumentos. Y uno puede pensar ¿qué estoy haciendo aquí? ¿para qué todo este esfuerzo, este dolor? ¿No es acaso mi propio ego el que busca reconocimiento?
Y en realidad, nadie le obliga a uno a pasar por ello, uno siempre puede retirarse y abandonar la práctica, pero si decide continuar, explorar sus propios limites sabiendo que la campana del fin de la práctica sonará tras 45 eternos minutos, tendrá que “soltar presa”, desapegándose del dolor físico y mental, “saltar al vacío” ¡aceptar! ¡entregarse!, entonces si uno tiene el temple necesario para ello, ¡ocurrirá!, de pronto el cuerpo será como un objeto en las manos, podemos sentir su textura, sus cualidades y sus características, pero ¡no nos identificaremos con él! Se revelará progresivamente como la periferia de nosotros mismos, entonces surgirá una gran estabilidad, una gran paz, una gran energía que irá abriendo nuestro camino.


Próximamente se publicará la 2da parte de este artículo.
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