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TAO Y TAI CHI CHUAN 

3era Parte

La complejidad de los movimientos de Tai Chi Chuan, exige un gran desarrollo psicomotriz, que de forma gradual e imperceptible irá estimulando ambos hemisferios cerebrales por igual (los cuales son el máximo representante del Yin y el Yang en el cuerpo) facilitando una mayor sincronicidad, que luego nos permita acceder a una experiencia de la “totalidad de nosotros mismos” o “estado de consciencia acrecentada”, que se volverá más notoria en la meditación pero que comenzará a tener una influencia importante en nuestra vida.

Hay que tener en cuenta que todo el desarrollo de lo que podríamos llamar estructura interna del Tai Chi Chuan, está basado en los principios taoístas, ya sea que surgiera esta asociación de forma espontánea o tras un estudio minucioso de los mismos, por lo cual, también el practicante debe dedicar momentos a “sentir”, sin pensar, y momentos a estudiar y comprender esta profunda asociación. Así vemos como las 13 Posturas que son la base del Tai Chi Chuan, responden al Pakua (Ba Gua) los 8 Trigramas (Cielo, Tierra, Viento, Fuego, Agua, Montaña, Trueno, Lago) que originan los 64 Hexagramas del I CHING (El Libro de los Cambios), a los cuales se añaden los 5 Elementos (Agua, Madera, Fuego, Tierra, y Metal).

Gradualmente, a medida que se va desarrollando la sensibilidad y se van comprendiendo la característica de estas fuerzas, se irán sabiendo utilizar estratégicamente, tanto en la aplicación marcial de los movimientos como el búsqueda de la salud y la armonía.