TAO Y TAI CHI CHUAN

1era Parte

El origen de este universo manifiesto es el WU CHI, el vacío o la fuente original, “...algo misterioso y oculto que es la madre de todas las cosas...” (Tao Te Ching), un misterio que hoy día, con el desarrollo técnico impresionante con que cuenta la ciencia, no se puede develar, ¿de dónde surgió la materia concentrada que comenzó a expandirse a partir del big-bang? Sigue siendo un misterio. En algunas tradiciones, se dice que este universo material surge de un universo espiritual, es como una proyección del mismo, pero negar o afirmar eso, es entrar en un escabroso territorio de creencias que, de momento, no pueden demostrarse, pero al menos sirven de alerta pare que los científicos acepten con humildad lo limitado de sus conocimientos ante estas preguntas fundamentales. Y tal vez pueda ocurrir que en busca de respuestas, exista una integración mayor entre la ciencia material y el conocimiento espiritual, que es el paso que toda dar en todas las áreas del conocimiento: la medicina, la psicología, la filosofía etc. …

Cuando se manifiesta este universo material, “...el Uno se convierte en Dos...”. Surgen el Yin y el Yang, las dos polaridades a partir de las cuales se crea la tensión necesaria para dar sustancia a las “mil cosas”. ¡Todo vibra! Y el movimiento que genera esta integración polar es el TAI CHI. Por eso, en el arte del Tai Chi Chuan (Tai Ji Quan), la observación de este principio mutante a partir del cual se busca desarrollar conciencia y energía, es el fundamento esencial. Sin embargo, a diferencia de algunos otros sistemas filosóficos, el taoísmo, de cuyos principios el Tai Chi Chuan trata de ser una manifestación práctica, no nos plantea una observación intelectual, sino una experiencia directa que se va desarrollando poco a poco con la práctica, para luego expresarse como resultado en todos los aspectos de nuestra vida. Desde el inicio mismo de su práctica el Tai Chi Chuan nos ubica, seamos conscientes o no, en otra perspectiva mental, a partir de lo cual conceptos como el “no hacer” (detener la mecanicidad del cuerpo y la mente) comienzan a sernos evidentes.